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Sobre neo-machismos

Posted in Anarkismoa, Ekonomia, Erlijioa, Gizartea, Kultura, Lana, Politika, Sexualitatea with tags , , , , , , , , , , , , on 2012/03/17 by aselluzarraga

(Euskera)

Estos últimos días he podido leer varios textos que me han puesto a reflexionar sobre los feminismos y los machismos. El último, ha sido en alasbarricadas, del Acratosaurio a quien suelo leer a gusto, al hilo de unas declaraciones de Esperanza Aguirre. En esta ocasión, sin embargo, me ha dado la sensación de que no se aleja del discurso políticamente correcto, en detrimento del texto y de las ideas.

Estos textos que he leído -entre otros, “Pensar la mujer desde el 15-M” y “Una nueva reflexión a 15 de octubre” de Prado Esteban y el mencionado “¿Existe la violencia estructural contra las mujeres?” del Acratosaurio- me han hecho dar estos días algunas vueltas a los conceptos de feminismo y machismo. Es un tema muy sensible y puede dar vía a interpretaciones erróneas; por eso, haré un doble esfuerzo para que las ideas que aquí esbozaré no den pie a alimentar el machismo. Por otro lado, debo adelantar que, como en todos los temas, las reflexiones aquí expresadas no son certezas, que están abiertas a un continuo replanteamiento y que tan solo son conclusiones provisionales.

Antes de empezar, cuando hablo de valores de hombres y de mujeres, tengo que aclarar también, para que no se malinterprete, que me refiero a paradigmas fijados para hombres y mujeres por minorías pertenecientes a la cultura patriarcal judeo-cristiano-islámica -y seguramente a otras culturas patriarcales del mundo que conozco en menor grado-, por quienes históricamente han tenido el poder -hombres en su mayoría, pero no en su totalidad-, ya que soy consciente de que la mayoría de las mujeres y de los hombres que en la historia han sido y hoy son han tenido y tienen un sinnúmero de escalas de valores, gustos, tendencias y personalidades que se alejan de tales modelos en una u otra dirección.

A menudo, la necesidad de ser políticamente correctxs nos ha empujado a tomar por bueno y no cuestionar todo lo que el feminismo dice, desechando las interpretaciones extraoficiales de la realidad que se esconde tras sus ideas principales. Muchas veces, más a los hombres que a las propias mujeres, ya que las personas más críticas con el feminismo oficial que he encontrado son precisamente mujeres, con frecuencia porque sienten que tal discurso les niega el modo que ellas tienen de vivir su feminidad. Por lo dicho, parece que en un momento todxs nos hemos convertido, de la boca hacia afuera, en feministas, como si fuera la principal ideología incuestionable. Pero analizando el modelo social que tal feminismo oficial preconiza, he comenzado a pensar si en él no se estará gestando la irremediable victoria del machismo total. Muchxs toman al feminismo como la cara opuesta al machismo, pero dudo si no es en realidad el ropaje más moderno del mismo machismo. Neo-machismo, después de todo. Es una afirmación arriesgada, y por eso intentaré explicarla con mucho tiento.

Para empezar, debemos ver en qué contexto histórico y empujado por quién surge el feminismo como ideología y, unido a ello, cuáles fueron las principales reivindicaciones, ya que desde entonces y hasta nuestros días, en general, solamente se ha profundizado en esas reivindicaciones fundamentales y seguido la misma línea. Sabiendo que pueden existir muchos tipos de feminismo -entre ellos algunos totalmente críticos con el feminismo oficial, o incluso que abjuran de él o, por lo que presienten en ese “ismo”, también los hay que renuncian a llamarse feminismo-, fundamentalmente me referiré a la rama oficial, al que los Estados capitalistas occidentales impulsan.

No soy experto, pero si hacemos caso a la historiografía oficial, el feminismo, como movimiento, surgió a finales del s. XIX, siendo su reivindicación principal el derecho a voto de las mujeres. Sus impulsoras, si no me equivoco, eran mujeres burguesas de clase media. Junto a ésta, las principales reivindicaciones históricas han estado vinculadas al eje económico: igualdad de oportunidades para trabajar (ser asalariadas), igualdad salarial, igualdad de oportunidades para el estudio -para prepararse para ser asalariada-, igualdad para ocupar cargos directivos en las empresas… También han ido viniendo las ligadas a la política o, más concretamente, al poder, siendo su cima las leyes de “paridad” y cupos que se han instaurado en algunas instituciones. Por supuesto, junto a las citadas, también ha existido la reivindicación de participar en igualdad en todas las estructuras estatales; entre otras, la igualdad de oportunidades para ser juez, policía, soldado… Por otro lado, también surgieron las reivindicaciones vinculadas a la sexualidad, el cuerpo y los roles de género. En cuanto a ellas, las principales serían la reivindicación del derecho al aborto -o a elegir si ser o no madre, que con frecuencia se elige en base a parámetros económicos- y la lucha contra la violencia sexual. Junto a todas ellas, también han existido reivindicaciones menores -también fundamentalmente económicas-, como la exigencia al Estado de una remuneración para los trabajos domésticos de las mujeres o la legalización de la prostitución.

En un primer vistazo, todas parecen razonables y, si damos por bueno el modelo social en que vivimos, dignas de apoyarlas sin pensarlo dos veces. Pero razonables, ¿según qué mirada o escala de valores? Veamos qué papeles y valores se nos ha otorgado desde arriba a hombres y mujeres históricamente y lo veremos con mayor claridad.

Para ello, tomaré un modelo de sociedad, el sistema patriarcal cazador que ha adoptado el principal modelo social y dominador. Y es que, todas las sociedades no obedecen a la misma escala de valores, misma cosmovisión y mismo reparto de roles, aunque la mayoría de las que se nos han dado a conocer coincidan en un machismo estructural o en el patriarcado.

En la sociedad patriarcal, el modelo de la bondad ha sido el hombre. Él es el ser terminado, el líder, la ley, el autentico humano. Sus principales valores han sido la fuerza y la habilidad para cazar y subordinar a lxs otrxs. El hombre no puede parir criaturas y, por tanto, esa cualidad es despreciable, la maternidad tan solo es un obstáculo para cumplir con los cometidos masculinos, la molesta carga de ese otro débil ser, la mujer pseudo-humana -aún más molesta la menstruación que las convierte en “sucias” y “contaminadas”, sobre todo cuando se vive como un obstáculo para las relaciones sexuales-. Además, tener hijas es vergonzoso, el único don de las mujeres es dar herederos varones -sólo hay que leer la Biblia para comprobar que únicamente se mencionan las listas de los hijos de los patriarcas-. Por tanto, las características relacionadas con la feminidad han sido históricamente infravaloradas, y las que corresponderían a los hombres encumbradas. El amor, la preocupación por el prójimo, la ayuda mutua, la compasión, el hogar, la familia… son incomodidades para los hombres. Así que todo ello corresponde a las mujeres -y los hombres que presentan tales tendencias son indignos, maricas, débiles ellos también, porque después de todo son como mujeres-. Todo lo dicho, por supuesto, tomado como paradigma, por ello las pasarían canutas los hombres y las mujeres que respondieran a otras características para aceptarse a sí mismxs tal cual eran y mostrarse ante el resto. Para asegurarse de que ello es así, la religión ha vestido de moralidad el “deber” de las mujeres. La familia es el deseo de Dios, y el deseo obligado de toda mujer -y su destino- ser madre. Que la mujer sea débil es el castigo que merece, porque no es tan digna como el hombre; y es que la mujer es la fuente del pecado -el objeto prohibido de deseo-.

Esa escala de valores asignada al hombre ha sido llevada a su máxima expresión por el capitalismo y el Estado inventados por la ideología liberal, con frecuencia disfrazada de un útil anticlericalismo. En este caso, los valores de la sociedad patriarcal se han utilizado para construir una visión de la economía y del poder -de la política-. Siendo el valor supremo la dominación de lxs otrxs, en la economía igualmente el valor supremo del capitalista (y del Estado) es dominar a los otros empresarios, los mercados, lxs consumidorxs (y Estados); el del político dominar a los otros políticos y a toda la ciudadanía, lograr el poder, el gobierno. La filosofía de Hobbes: una guerra de todos contra todos a todos los niveles. El exitoso, el admirado, el digno de elogio, es quien sale vencedor en cualquier tipo de guerra. La fuerza en contra de la debilidad, puesto que la debilidad -de todo tipo, de ahí la aversión a la enfermedad, al envejecimiento, a la pobreza… y a la feminidad y a la homosexualidad, puesto que todo ello es entendido como formas de debilidad, en el modelo de sociedad patriarcal- es aborrecible. Entre otros, tal era el valor supremo de Nietzsche. La compasión no tiene cabida, ni en la guerra, ni en los negocios, ni en la política. Por tanto, deben despreciarse todas las actividades relacionadas con el amor y el altruismo. La familia tiene una única misión: crear y criar nuevos guerreros y esclavos. Mientras esa misión sea necesaria, la familia es algo aceptable.

Ésa es la tensión interna del capitalismo, en lo que a la familia respecta: a gusto la eliminaría, puesto que es uno de los últimos refugios que escapa a la lógica del odio, pero es necesaria para renovar los brazos que satisfagan las necesidades del Estado -recordemos la sociedad que magistralmente nos dibujó Aldous Huxley, en la cual, gracias a la clonación, las familias se habían convertido en una curiosidad de los pueblos atrasados y salvajes, siendo las obligaciones principales de todos los seres humanos trabajar para el sistema y ser siempre felices-. Por lo tanto, cuando le conviene, el Estado tirará del discurso moralista religioso, para empujar en una dirección, y cuando no le conviene, usará un falso discurso anticlerical y “radical” para equilibrar la situación en el sentido opuesto. Las mujeres -y los hombres- encadenadas siempre entre ambas presiones.

Lo más grave es lo siguiente: en lugar de buscar y valorizar los valores de las mujeres -tantos valores como mujeres, sin duda- y en base a ellos inventar otro mundo, el feminismo oficial e institucional ha asumido los promocionados por el modelo patriarcal y escogido un único modo de buscar la igualdad: el camino para que la mujer se convierta en hombre. Así, ha hecho suya la negativización perpetrada por el patriarcado de todos los valores asociados a la feminidad, y ha construido un discurso contrario al amor, la sensibilidad, la solidaridad, la ayuda mutua, convirtiendo a hombres y mujeres en rivales. No es de extrañar el odio hacia todos los hombres que en algunas se palpa, la androfobia: querer ser eso y no poder. Por desgracia, odian la feminidad de la que no se pueden desprender. Si para los hombres de la sociedad patriarcal cuidar de niñxs, ancianxs, enfermxs… es una carga, una cadena, un obstáculo para el éxito económico, para la mujer patriarcal feminista -neo-machista- se han convertido igualmente en carga, cadena, cárcel todas las actividades guiadas por el amor. Si para los hombres de la sociedad patriarcal los valores fundamentales son el éxito económico y el deseo de poder, las mujeres patriarcales feministas también viven en pos del éxito económico y del poder, en una competición a vida o muerte.

Así puede entenderse también la admiración que las mujeres guerrilleras despiertan entre tantxs hombres y mujeres de izquierda. En ellas se materializa el sueño. Ven la mujer que ha asumido íntegramente la escala de valores de la sociedad patriarcal, la mujer capaz de utilizar la brutalidad al nivel de los hombres, el ser capaz de hacer la guerra y ocupar su lugar en el sistema de arriba abajo jerárquico y disciplinado y que, al mismo tiempo, es secreto objeto de deseo para los hombres. Creo que no es casual que en el último gobierno socialista nombraran ministra de la guerra -Ministerio de Defensa le dicen ahora al que fuera Ministerio de la Guerra, y seguramente tener soldadxs en Afganistán no es más que cuestión de “defensa”…- a Carmen Chacón. Cada cual debe pelear sus propias luchas, por supuesto, y estoy seguro de que las mujeres no necesitan de nadie para pelear las suyas propias -según parece, algunxs feministas piensan que las “débiles” mujeres necesitan de la ayuda del Estado para poder salir adelante-, pero no creo que para ello deban seguir los paradigmas y la estética de lucha instaurados por los hombres.

La labor de lxs feministas podía también haber sido otra: mostrarnos a los hombres la belleza del amor, la solidaridad, la compasión, la ayuda mutua…, enseñarnos a elogiar tales valores, poner ante nuestros ojos la vía para despreciar los valores promovidos por el odio y los deseos de poder y éxito. Así, quizá, en lugar de enseñar nosotros a ellas que las cadenas que las atan son lxs hijxs, las parejas, lxs enfermx y lxs abuelxs, nos habrían enseñado ellas que la verdadera cadena es el trabajo asalariado, que la cadena más pesada que portamos es encaminarnos cada día a un quehacer que no nos gusta y ofrecer las mejores horas de nuestra vida a esa labor, por sacar unas monedas, por tener dinero para comprar las mil tonterías que la televisión nos hace desear. Que mayor goce que el éxito o el deseo de poder, aporta ayudar a quien nos necesita, sin esperar recompensa. Habríamos salido todxs ganando y seríamos mucho más libres para elegir y repartir conjuntamente y en igualdad las responsabilidades y las necesidades.

Por culpa de esta visión castrada de la sociedad patriarcal, hemos despreciado todas esas labores que las mujeres hacían con más frecuencia, mejor o con más amor que nosotros y, lo que es peor, hemos logrado que las mujeres también las desprecien, puesto que no dan “prestigio” en nuestra sociedad. Y eso no sólo ha perjudicado a las mujeres, sino también a los hombres, es decir, a todos los seres humanos, ya que nos hemos limitado las posibilidades de actuar por amor y solamente hemos logrado retrasar la verdadera revolución que necesitábamos -¡ojalá no para siempre!!-.

Por otro lado, cuando las mujeres han entrado en espacios que parecían ser “de los hombres”, han hecho uso de la misma visión impuesta por ellos al desarrollarlos. Después de todo, el estímulo para dedicarse a éstos no ha partido de una decisión libre y consciente de las mujeres -tampoco de una decisión libre y consciente de los hombres-, sino de una operación muy hábilmente pensada por el sistema. Así, como he dicho, el feminismo oficial no es más que neo-machismo. Una inmejorable estrategia para convertir a las mujeres en voluntarias sometidas del sistema diseñado por los hombres. Cada “derecho” “concedido” a las mujeres no ha supuesto un paso para liberarse y lograr la igualdad, sino una cadena más apretada para todxs.

Por ello, si el feminismo desea ser un movimiento que busque la verdadera igualdad, primero debiera realizar esta reflexión: ¿igualdad en qué? ¿en base a qué modelo? ¿igualdad para ser iguales a los hombres, para fortalecer sus valores y enterrar los nuestros? ¿igualdad en el Estado y el capitalismo construido de arriba abajo en base al modelo de sociedad patriarcal? ¿O debiéramos comenzar de cero a construir nuestro mundo, nuestros valores, nuestras relaciones, nuestras personalidades, nuestra sociedad, nuestros cuerpos…, mujeres y hombres, seres humanos, todxs juntxs y en auténtica igualdad?

Pensemos qué “avances” ha traído la igualación de las mujeres con los hombres (¿por qué no al revés, la igualación de los hombres con las mujeres? o, lo más adecuado, decidir conjuntamente en qué y hacia dónde igualarnos y en qué no, puesto que la pluralidad es mucho más enriquecedora, fértil y libre): las mujeres -en algunos países- consiguieron el derecho al voto y… ¿qué gobiernos han salido de esas urnas, qué ha cambiado, han mejorado los modelos sociales gracias a esos gobiernos, han tomado esos gobiernos en cuenta los valores de las mujeres?; las mujeres se han incorporado a los trabajos asalariados que solían hacer los hombres y, ¿no se han visto inmersas en una doble servidumbre, como las propias mujeres anarquistas ya denunciaban hace mucho tiempo, precisamente porque, despreciando las tareas que ellas realizaban, tomadas por molesta carga, los hombres no han estado dispuestos a dedicarse a éstas?; las mujeres se han convertido en cabezas de gobierno -recordemos que hace mucho también existieron reinas y que eso no cambió demasiado la esencia totalitaria e imperialista de sus reinos, baste recordar Inglaterra o el Egipto de Cleopatra- y, ¿qué ha cambiado para bien bajo sus gobiernos, por ser mujeres? Margaret Thatcher y Angela Merkel, Esperanza Aguirre, Yolanda Barcina, Michelle Bachelet…, ¿nos resultan conocidas?; las mujeres han logrado cargos de dirección y administración en grandes empresas y… ¿han perdido sus empresas su esencia explotadora o ha mejorado en ellas la situación de las mujeres trabajadoras?; las mujeres se han incorporado a la policía y al ejército, se han convertido en jueces y…, ¿ha cambiado su esencia represiva, o asesina, su crueldad? recuerdo, al respecto, cuando la Policía Nacional española comenzó a incorporar mujeres en las fuerzas anti-disturbios, que algunos amigos me comentaban -precisamente por la experiencia tenida al respecto- que preferían no ser detenidos por una mujer policía, porque en ese deseo de igualarse a los hombres solían ser mucho más brutales, convertidas, en el nivel de violencia, también en “más hombres que los hombres”, para no mostrarse “débiles”…

Entre las reivindicaciones mencionadas, es muy curiosa la que en un tiempo se hacía para que las amas de casa cobraran un sueldo del Estado -hoy en día está claro que la caja del Estado no está para tamañas alegrías-. En una primera mirada, puede parecer una reivindicación aceptable pero, después de todo, si leemos entre líneas, pueden extraerse dos conclusiones: en este mundo nada puede hacerse gratuitamente o por amor -y las mujeres también debían aprender eso, lo antes posible-, y más digno que aceptar dinero de la pareja es aceptarlo de manos del Estado, porque al parecer eso otorga “independencia económica”. Cualquier cosa que se haga debe ser monetarizada -concretamente, para que tengamos mayor capacidad de consumo, desde luego-. Por supuesto, ese modo de pensar es inmejorable para alimentar la necesidad de Estado. Antes, por ley, la mujer se subordinaba al marido. Ahora, la mujer se subordina al Estado, cada vez más. Tanto en un caso como en otro, jamás es dueña de sí misma. Un objeto siempre, jamás un sujeto, puesto que el propio feminismo ha convertido a las mujeres en objeto, bajo las opresivas cadenas del paternalismo estatal.

Aún más curiosa es, creyéndola feminista, la petición de legalización para la prostitución, como algunxs, teniéndose por muy progres, hacen. El Estado necesita tal reivindicación, para debilitar las posibles prevenciones morales. En definitiva, sería mucho más conveniente que la actividad que desarrollan esas mujeres -y sobre todo los hombres que se ocultan tras ellas- estuviera dentro de la ley y tributaran. Además, estarían más “protegidas”. Parece razonable, así entendido, pero la prostitución, como actividad, difícilmente puede defenderse. Algunxs, como justificación, dirán que algunas putas trabajan a gusto y por voluntad propia, y que a ellas hay que darles la oportunidad de ejercer legalmente. De nuevo, la lectura simplificadora, reaccionaria y patriarcal que conviene a los hombres, máximos beneficiarios de la esclavitud sexual. Si viviéramos el sexo de forma saludable, sin taras morales, sin tabúes y sin complejos, si de verdad todxs, mujeres y hombres, seres humanos, fuéramos dueñxs de nuestro cuerpo y, sobre todo, de nuestra mente, la prostitución no tendría cabida. Por otro lado, por cada mujer que se prostituye “porque quiere”, no me cabe duda de que un millón lo hacen obligadas de una u otra manera y contra su voluntad. Pero la sociedad patriarcal nos ha metido en la cabeza la cantinela de que es el oficio más antiguo del mundo -y algunas miradas izquierdistas han vestido el drama de romanticismo-, nos ha hecho tomar por natural e inevitable una actividad que es la tragedia diaria de millones de niñas y niños, hombres y mujeres. Si de verdad queremos proteger a las prostitutas, si queremos hacer algo por su bien, démosles la oportunidad de dedicarse a otra cosa.

Por otro lado, hay que pensar con qué objetivo se les han “concedido” los “derechos” a las mujeres. Podría pensarse que el feminismo es una ideología construida libremente por las mujeres pero, si analizamos los momentos en que se “acatan” las reivindicaciones “de las mujeres” y sus beneficiarixs, veremos que el tema es muy distinto.

Cuando se concedió a las mujeres el derecho al voto, el voto de las mujeres burguesas y cultas -como hoy, mientras muchas de ellas salían en manifestaciones, las “desagradables” tareas domésticas las realizaban mujeres pobres de segunda clase- era necesario para fortalecer el Estado y el capitalismo -puesto que principalmente serían tales mujeres burguesas y cultas las que votarían- y dar mayor legitimidad a la partitocracia parlamentaria.

Cuando hacía falta más fuerza de trabajo, empujaron a las mujeres a los trabajos asalariados -En EEUU también, cuando necesitaron más fuerza de trabajo “liberaron” a lxs negrxs, para proletarizarlxs y alimentar las industrias del norte, como ahora hacen con lxs inmigrantes del sur, empujándolxs fuera de sus países a través de múltiples estrategias y en situaciones totalmente dramáticas para que ocupen los puestos que lxs europexs no desean y equilibren las cajas de la Seguridad Social y la exigua tasa de natalidad de lxs europexs, en los casos más privilegiados, ya que en los peores los someten a la esclavitud sin papeles en la economía sumergida necesaria para enriquecer aún más a algunxs; poco a poco conceder “derechos” a todxs ellxs puede ser una estrategia muy inteligente para asegurar su fidelidad al Estado, mientras cuando hace falta se echa mano de ellxs para hacerlxs culpables de todos los problemas, en un discurso doble muy interesado-, y siguiendo los dictados de las empresas, se abrieron las Universidades para ellas; de paso, se activó la competencia entre hombres y mujeres en el trabajo, y erosionaron las condiciones de todxs lxs trabajadorxs, porque se podía escoger entre una mayor mano de obra, siendo los sueldos de las mujeres más bajos siempre. Para entender cómo se han deteriorado esas condiciones, es suficiente ver que antes de la incorporación de las mujeres al trabajo el sueldo de una persona de clase media era suficiente para sacar a una familia adelante, mientras que ahora con los sueldos de dos personas de la misma clase apuradamente se llega a fin de mes, entre otras razones, porque se han llevado al extremo las “necesidades” de consumo. De modo que, según parece, el mercado entendió mucho antes que para mantener el nivel de consumo y aumentar las ganancias de las empresas por cada familia deberían trabajar dos personas, como mínimo.

Cuando los ejércitos estaban en crisis, porque en la calle los movimientos en su contra estaban totalmente socializados y aceptados, y porque necesitaban modernizarse, los profesionalizaron y se aceptaron en ellos a las mujeres -y más adelante a lxs inmigrantes; en EEUU se vendió como una medida tremendamente democrática que se “aceptaran” también lxs homosexuales, en una espectacular operación de propaganda en favor del ejército-.

Dando a la mujer mayor lugar en los aparatos del Estado, mucho más que un avance en la igualdad, se ha logrado reforzar el Estado. También el Capital. Es normal. Si durante siglos se ha dicho a las mujeres que dominar a lxs demás, tener poder, enriquecerse materialmente son las cosas más deseables, cuando finalmente se les da la “oportunidad” para acceder a todo ello ¡cómo iban a rechazarlo! Serán las más fervientes defensoras del Estado y del capitalismo, porque ellas también quieren saborear esos placeres tan deseables según los hombres. No es su culpa quererlo así y no podría ser de otra manera tras siglos de adoctrinamiento. Además, si la sociedad que tenemos es ésta, es innegable que las mujeres tienen el mismo “derecho” a hacer las mismas cosas que hacen los hombres en las mismas condiciones -en cualquier sociedad debieran tener, sin necesidad de solicitarlo, total igualdad de oportunidades-. Pero, ¿nos conformamos, hombres y mujeres, con esta sociedad? ¿Nos hemos resignado a este modelo? ¿Hemos tenido igualdad de oportunidades para elegirlo?

Este sistema está alimentado por el odio, el odio es totalmente funcional para el Estado y el capitalismo. Que la sociedad esté dividida, que nos sintamos rivales unxs de otrxs, en competencia, frente a frente. La solidaridad, la unidad, el amor, la ayuda mutua… entre gentes son muy peligrosas para el sistema. En ese sentido, el feminismo institucional ha realizado una enorme labor en favor del sistema, promocionando el odio entre sexos. Se ha hecho interiorizar a las mujeres que la única vía que tienen es asumir los valores de los hombres y competir con ellos en el terreno de combate y con las reglas diseñados por los hombres. En los terrenos en que no se produce una verdadera competencia, hay que crearla artificialmente. Además, el objetivo no es ya ser como el hombre, sino ser “mejor” que él . Los seres humanos son peligrosos y hay que dejar claro que en cualquier tipo de relación no somos humanos, sino hombres y mujeres, bien diferenciadxs y rivales unxs de otrxs.

Además, aunque el Estado, el capitalismo, este modelo social, de por sí, se basan en la violencia estructural, hay que ocultar unos tipos de violencia y poner el altavoz o la lupa solamente a otros pocos. La violencia, en general, es una expresión de una relación de poder, y la utiliza el/la fuerte contra el/la débil -o el/la débil contra el/la fuerte, para que el/la fuerte no se haga consciente de su fuerza-. En base a esa relación de poder, pueden utilizarla lxs progenitorxs contra lxs hijxs, o lxs hijxs contra lxs progenitorxs; pueden usarla lxs patronxs contra lxs trabajadorxs, o lxs trabajadorxs contra lxs patrones; pueden usarla los gobiernos contra la población, o la población contra los gobiernos; pueden usarla los pueblos imperialistas contra los pueblos sometidos, o los pueblos sometidos contra los pueblos imperialistas; pueden usarla lxs ricxs contra lxs pobres, o lxs pobres contra lxs ricxs; puede usarla un miembro de la pareja contra el otro; pueden usarla los seres humanos contra otros seres, u otros seres contra los seres humanos; pueden usarla los hombres contra las mujeres, o las mujeres contra los hombres; pueden usarla los hombres contra los hombres; pueden usarla las mujeres contra las mujeres… Pero, como se ha dicho, entre todos esos tipos de violencia, los altavoces del sistema, los medios, nos bombardearán con unos y callarán otros. La utilización no es neutra, y debiéramos pensar siempre qué se esconde detrás de lo que nos hacen ver. Si al sistema le interesa que veamos algo muy claro, tendríamos que sospechar que por detrás se ha puesto en marcha algún mecanismo que no percibimos.

La violencia contra las mujeres es estructural, y ha sido fomentada por el propio sistema patriarcal. En todas la guerras, violar a las mujeres del pueblo sometido ha sido una de las leyes no escritas -hace pocos años nos tocó ver la otra cara de la misma moneda, durante la invasión de Iraq, cuando nos mostraron la imagen de aquella mujer soldado, llevando como a un perro a un hombre desnudo, y no es de extrañarse, puesto que aquella mujer asimiló todo un sistema y una cosmovisión desde el momento en que decidió convertirse en soldado-. La mujer es fuente de deseo para el hombre -también el hombre para la mujer, como es normal, aunque a veces nos lo quieran hacer olvidar; ambos tan naturales como los deseos homosexuales-, y a menudo la tensión que ello crea se alivia de las formás más bajas. Pero siendo el ejército y las guerras el pilar de los Estados, los actos de los ejércitos en sus guerras no pueden ponerse en tela de juicio y mejor callarlos, salvo que podamos utilizarlos políticamente a nuestro favor, al menos. En el ámbito laboral también, la violencia contra las mujeres -y contra los hombres- es constante, pero no se puede tocar la base del sistema capitalista y hay que alimentar la guerra entre mujeres y hombres para conjurar la guerra entre asalariadxs y propietarixs. En la familia, igualmente, la violencia no está ausente y se manifiesta de muchos modos. Durante mucho tiempo, todo eso se ha ocultado, mientras ha existido un único modelo sagrado de familia y mostrar tal realidad no ha sido funcional. Ahora, por el contrario, hay un enorme interés por poner ante nuestros ojos una -y única- cara de esa violencia. Los casos de violencia en las parejas homosexuales son aún tabú. Le dicen violencia de género, o violencia machista. Por un lado, es innegable que en muchos casos es así pero, sin infravalorar de ninguna manera esa realidad, debiéramos pensar si en todos los casos de violencia entre hombres y mujeres es el género o el machismo la causa, sin excepción alguna. Por otro, debiéramos preguntarnos cuál es el objetivo de poner ante nuestra mirada cada día una sola y única forma de violencia y, del mismo modo, cuáles son sus resultados. Y, sobre todo, como en toda forma de violencia, si las medidas que se toman son para hacerla desaparecer o si persiguen otro objetivo. Si estamos profundizando en las razones de la violencia, o escondiéndolas y mostrando sólo los síntomas. Al parecer, Stieg Larsson perdió la vida por plasmar la realidad que se ocultan tras unas cifras de escándalo en un país “ejemplar” cono Suecia. Claro, es mucho más fácil dar razonamientos simples y unidireccionales y aferrarse a ellos que intentar comprender todas las complejidades que pueden tener los problemas, sobre todo si tales complejidades tocan las raíces mismas del sistema.

En efecto, ¿podríamos esperar algo distinto en una sociedad basada en el odio, la competencia, el consumismo y la violencia, cuando encontramos nuestra guía espiritual en la doctrina de una televisión que sólo muestra basura? Los seres humanos estamos perdidos y no tenemos asideros éticos ni herramientas para enfrentar los conflictos, las frustraciones, la soledad, la impotencia, los miedos, la ansiedad… El amor ha perdido valor, hace tiempo, la sociedad esta desestructurada y ha perdido el sentido comunitario, y están trabajando para debilitar y destruir los refugios que nos quedaban -la familia y el grupo de amigxs, principalmente-.

En esa visión de la igualdad que estoy analizando sólo se ha mirado a la lucha económica y de poder perteneciente a un modelo y, además, como era imprescindible ocultar los valores que se esconden tras dicho modelo y hacer desaparecer la espiritualidad y la ética, ante nuestros ojos únicamente se ha mostrado el género, el sexo, la parte biológica que separa a mujeres y hombres. Se ha querido igualar a la mujer con el hombre, y no al revés, ni fuera del modelo impuesto. Y las relaciones entre ambxs se han convertido en una competición cara a cara. Así, no es raro que los hombres y las mujeres actuales tengamos tantas dificultades para construir nuestra personalidad, vivir nuestro sexo y construir nuestras relaciones. Las mujeres -y los hombres- deben escoger entre el modelo impuesto por la moral o la senda impuesta por el interés económico. No tienen forma de construir desde sí mismas su camino, su modelo. La ideología izquierdista “progresista” y “revolucionaria” les ha enseñado que deben romper las “cadenas” impuestas por la naturaleza y enfrentar la moral clerical, combatiendo para ello a los hombres o convirtiéndose ellas mismas en hombres. La moral cristiana les ha enseñado que son una máquina para el placer del hombre y para traer hijxs cumpliendo la voluntad divina. Al parecer, no hay otro modelo. Y ambos modelos han sido erigidos por la misma sociedad patriarcal machista, en ambos casos, despreciando los valores éticos y personales de las mujeres y sus posibles modelos sociales.

La forma de vivir su cuerpo está también entre dos fuegos. Por un lado, deben cuidar su cuerpo para capricho de los hombres, moldearlo según los deseos de ellos, responder a un concepto concreto de belleza. Por otro, se les ordena que renuncien a su deseo de seducción, que sean desconfiadas con los hombres, ya que si no serán dominadas por ellos. Unxs y otrxs han decidido que las mujeres no son capaces de decidir por sí mismas qué quieren y qué necesitan; otrxs deben interpretar siempre qué deben sentir y cómo deben interpretar sus cuerpos, su voluntad, su libido, los comportamientos que los hombres tienen hacia ellas… Si no entienden las relaciones como lxs feministxs han impuesto, es porque están colonizadas y son machistas sin saberlo. Si no son como las mujeres que la publicidad muestra o no viven en pos de los intereses y actividades impuestos por la sociedad, no serán nada en la vida, no lograrán el éxito.

Por desgracia, las palabras de Esperanza Aguirre -no en el sentido que ella les ha dado, sin duda- son tan ciertas como las de el Acratosaurio. La moral cristiana les pide que sean madres y esposas devotas y esforzadas, las empuja a tener hijxs -y el aborto se convierte en un privilegio hipócrita de las familias ricas que pueden pagarlo aunque se muestren contrarias a él-. Pero la religión feminista, las necesidades actuales del Estado, las quiere luchando por la “libertad” económica y dispuestas a sacrificar lo que sea por trabajar a la par de los hombres; trabajadoras, antes que madres o parejas; el dinero por delante del amor. Por añadidura, el goce, el placer, la felicidad se han de buscar por obligación, tienen una forma unívoca de interpretar y no están vinculados con la responsabilidad, puesto que la base son los derechos, no las obligaciones. Así, difícil es pensar que a las mujeres les quede mucha libertad para elegir. Igual que no nos queda mucha a los hombres, pero en un nivel más perentorio. Quien se convierte en madre y renuncia a ser asalariada porque así lo ha sentido -quizá, sin más, porque no le ha apetecido convertirse en sierva de una empresa- tendrá que dar mil explicaciones a lxs otrxs y a sí misma para “justificar” su decisión, sobre todo si se tiene por progresista, izquierdista y revolucionaria. Es curioso, los últimos años he conocido varios escritores que, cuando han tenido hijxs, por criarlxs, han renunciado a su labor creativa y han dejado la escritura para otro momento -y sin vergüenza comentan que sus hijxs son su felicidad-, progresistas y de izquierda todos ellos, de gran conciencia, y, quizá porque son hombres, y no mujeres, que han hecho su elección, no sé si nadie les ha dicho que lxs hijxs, la pareja y el hogar son obstáculos y que no deberían renunciar a su pasión para vivir una vida subordinada. Quisiera saber qué habrían tenido que escuchar si hubieran sido mujeres…

La publicidad capitalista es un ejemplo inmejorable de lo dicho. Seguramente, mucha gente recordará el anuncio en blanco y negro de una conocida marca de electrodomésticos de la época franquista. En él, una bella mujer de clase media del estilo cuidado de la época miraba, con angustia y esperanza, de pie y desde atrás, al marido, uno de esos galanes franquistas de las películas, que comía el pollo preparado por ella. Una vez que el marido elogiaba la delicia del plato, la mujer recobraba el aliento y decía para sí misma dirigiéndose a su moderna cocina, agradecida: <<Cuántas horas de felicidad vas a darme>>. El anuncio es el paradigma del machismo de aquella época. Pero hace un par de años, en Chile, me tocó ver un anuncio que es el paradigma del feminismo institucional, machista a ultranza. La perfecta combinación del machismo reaccionario y del feminismo patriarcal progresista. Después de todo, era solamente la versión moderna del anterior. En este caso nuevamente, la anunciante era una conocida marca de electrodomésticos. La protagonista era una mujer joven, bella -es decir, según el patrón de belleza de nuestra época-, esbelta, dinámica y moderna. Nos decía orgullosa que ella, al mismo tiempo, era chef -cocinera del hogar-, psicóloga -madre-, experta en idiomas -madre de nuevo, ayudando a lxs hijxs con los deberes-, trabajadora de no se qué sector -aparecía en una moderna oficina-… y no se cuántas cosas más. En todas las actividades sonriente, fresca, sin vestigio alguno de cansancio. Por todo ello, se decía a sí misma: <<Estoy orgullosa de ser una super-mujer>>. Y, gracias a los electrodomésticos, parecía ser “más libre”. Creo que por algún lado también figuraba el hombre que debía vivir feliz con tal super-mujer. La marca de las “super-mujeres” era anunciada también en un programa de farándula por una de sus presentadoras, ella también mujer bella, moderna y “emancipada”. Después de todo, viviendo atada a mil y un trabajos, parece mostrar que es más que el hombre y, al parecer, esa explotación extrema debe ser motivo de orgullo y alegría.

Si se quieren extraer conclusiones, diría lo siguiente: soy partidario de todos los tipos de igualdades, pero la igualdad sólo es posible en libertad. Sin embargo, la libertad necesita de una condición: que todas las opciones estén al mismo nivel. Por lo tanto, en un modelo social patriarcal, mientras el Estado y el capitalismo rijan, una verdadera igualdad entre mujeres y hombres -y entre seres humanos en general- es imposible, puesto que en un sistema en el cual la escala de valores ha sido impuesta por los hombres (por algunos hombres, la minoría, la elite), no hay igualdad de oportunidades para que cada cual escoja en función de su propia escala de valores. En una sociedad en la que los valores supremos son el éxito económico y el poder, no puedo elegir si mi prioridad es conseguir un sueldo y ascender en el trabajo, o dedicarme a una actividad cuya única recompensa será el amor. De hecho, necesitamos mucho más que igualdad entre mujeres y hombres: igualdad de oportunidades para todos los seres humanos. Si hubiéramos aprendido a amar y valorar los trabajos y roles que antes cumplían las mujeres, como cuidar de niñxs, progenitores, enfermos, mantener la casa en condiciones y prestar los alimentos -sin olvidar que han hecho siempre muchas más cosas que esas, sobre todo todas las mujeres campesinas y obreras que siempre han existido-, y todas las actividades que se realizan por amor y sin pedir pago, si hubiéramos dado a las mujeres la oportunidad de enseñarnos algo, preferiríamos, tal vez, todas éstas al trabajo asalariado, y en lugar de considerarlas cargas, las asumiríamos todas ellas a gusto. Entonces sí, existiría la posibilidad de elegir, mujeres y hombres, en igualdad, libertad y sin adoctrinamiento, si queremos ser madres o padres -o si no queremos serlo-, qué labor queremos desarrollar, cuáles son nuestras prioridades, cómo y con quién queremos vivir nuestra sexualidad, qué y para qué queremos aprender… Dicho de otra manera, libertad para escoger en qué, con quién y para qué queremos utilizar nuestro tiempo y cómo queremos vivir nuestra feminidad o masculinidad -o ambas-. Pero sería peligroso para el sistema, porque, seguramente, tanto mujeres como hombres nos daríamos cuenta de que no queremos realizar la mayor parte de las cosas que hacemos -que el sistema necesita- y que no merecen la pena, que no necesitamos la mayoría de los productos que consumimos y que nos hacen daño a nosotrxs y al medio ambiente del que somos parte, y que es posible construir sociedades basadas en otras escalas de valores, levantadas desde su origen en igualdad y consensuadamente. La violencia también tendría mucho menor espacio, y tampoco aceptaríamos la sistémica.

Para concluir, quiero aclarar otra cuestión. Al leer el texto, podría interpretarse que en mi opinión en todos los procesos impuestos por el patriarcado, en los del pasado y en el nuevo impulso de estos últimos siglos, las mujeres han sido simples víctimas y objetos pasivos. Hacer algo así sería de nuevo coincidir con el discurso neo-machista, y me situaría fuera de la realidad. No. Para cambiar las cosas debemos aceptar que en la instauración del patriarcado las mujeres han hecho tanto como los hombres. Por un lado, de forma activa, puesto que muchas mujeres se han visto beneficiadas por la explotación y el reparto de roles en que se ha basado el patriarcado, estando en la cima de la pirámide, en la sombra o a la vista. Entre lxs impulsorxs del neo-machismo, por supuesto, y entre sus beneficiarixs, no faltan mujeres. Por otro lado, de forma pasiva, aunque no hayan impulsado directamente el sistema patriarcal, porque muchas mujeres, como muchos hombres, se han sentido cómodas en él. En cuanto a esto también, el Discurso de la servidumbre voluntaria de La Boétie cobra pleno significado. Para que una minoría someta a una mayoría es imprescindible que la mayoría se muestre dispuesta a vivir doblegada por la minoría. La pasividad, renunciar a la libertad, aunque nos haga perder nuestra humanidad, es muy tentadora, porque nos simplifica la vida. Por último, en todos los tiempos, no han sido pocxs las mujeres -y los hombres- que han enfrentado al sistema patriarcal haciendo uso de unas u otras estrategias, ya que para sabotearlo se han empleado muchas maneras -tomar las armas tan solo es una de ellas, y la mayoría de las veces no ha sido la más eficaz para lograr cambios en profundidad -, y en ellas las mujeres también han sido protagonistas. Así que, en la senda para derrotar al patriarcado -y a la Iglesia, el Estado y el Capital creadas por él- y cambiar la sociedad de raíz, no creo que haya luchas de hombres y de mujeres, y esa división sólo logra debilitar a mujeres y a hombres. Hay una única lucha para emancipar a toda la humanidad, a realizar todos los seres humanos conjuntamente, en igualdad de oportunidades y consensuando estrategias y objetivos. Si entendemos eso de esta manera, daremos un gran paso en el camino hacia la emancipación de la mujer y la verdadera igualdad, puesto que sin mujer emancipada no hay hombre emancipado, como no hay blancx emancipadx sin negrx emancipadx, u homosexual emancipadx sin heterosexual emancipadx. Mi auténtica libertad solo se realizará cuando todxs lxs demás sean igualmente libres. Las cadenas de lxs otrxs también a mí me encadenan. Como La Boétie vio preclaramente, la cadena de la tiranía que utiliza para atar al pueblo ata al propio tirano. tanto como al pueblo Si alguna vez habéis paseado a un perro lo entenderéis fácilmente. La correa que sujeta al perro y limita sus movimientos también nos sujeta a nosotrxs y limita nuestros movimientos. Si queremos librarnos de la correa, la única salida es soltarla y liberar al perro. La situación del tirano es más trágica ya que, a diferencia del caso con el perro, él sabe bien que si suelta la cadena ,el pueblo libre no volverá para lamer su mano, sino a buscar su cuello.

Tendríamos que empezar a redefinir los paradigmas, ¿no?

Neo-matxismoei buruz

Posted in Anarkismoa, Ekonomia, Erlijioa, Gizartea, Kultura, Lana, Politika, Sexualitatea with tags , , , , , , , , , , , , , on 2012/03/17 by aselluzarraga

(Castellano)

Azken egunotan feminismoei eta matxismoei buruz ditudan ideien gainean hausnarrarazi didaten zenbait testu irakurri ditut. Azkena, alasbarricadas-en gustura irakurri ohi dudan Acratosaurioarena izan da, Esperanza Aguirreren hitz batzuen harira. Oraingoan, ordea, ezarritako diskurtso politikoki zuzenetik aldentzen ez dela begitandu zait, testuaren eta ideien kalterako.

Irakurritako testu horiek -besteak beste, Prado Estebanen “Pensar la mujer desde el 15-M” eta “Una nueva reflexión a 15 de octubre” eta aipatu Acratosaurioaren “¿Existe la violencia estructural contra las mujeres?”– feminismo eta matxismo kontzeptuei zenbait buelta emanarazi didate. Gaia oso sentikorra da eta interpretazio okerretarako bidea eman dezake; horregatik, ahalegin handia egingo dut hemen zirriborratuko ditudan ideiak matxismoa elikatzeko biderik eman ez dezaten. Bestalde, aurreratu behar dut, gai guztietan bezala, hemengo hausnarketak ez direla ziurtasunak, etengabe birpentsatzera zabalik daudela eta behin-behineko ondorioak baino ez direla.

Hasi baino lehen, gizonen eta emakumeen balioez hitz egiten dudanean, argitu nahi dut, txarto uler ez dadin, kultura judeo-kristau-islamdar patriarkaleko -eta seguruenik gutxiago ezagutzen ditudan munduko bestelako kultura patriarkaletako- gutxiengoek, historikoki boterea izan dutenek -gizonak haietako gehienak, baina ez denak- gizonentzat eta emakumeentzat finkatu dituzten paradigmez ari naizela, ondo baitakit historian egon diren eta orain diren emakume eta gizon gehienek eredu horietatik norabide batean edo bestean aldentzen diren hamaika balio eskala, gustu, joera eta nortasun izan dituztela eta dauzkatela.

Politikoki zuzenak izan beharrak feminismoak dioen oro ontzat hartu eta zalantzan ez jartzera bultzatu gaitu askotan, haren ideia nagusien atzean ezkutatzen den errealitatearen irakurketa ofizialaz besteko interpretazioak baztertuta. Askotan, emakumeak baino gehiago, gizonok bultzatu ere, feminismo ofizialarekin aurkitu ditudan kritikoenak emakumeak eurak baitira, maiz diskurtso horrek emetasuna bizitzeko duten modua ukatzen diela sentitzen dutelako. Hori dela-eta, ematen du momentu batean denak bihurtu garela, ezpainetatik kanpora, feminista, zalantzan jartzerik ez dagoen ideologia nagusia balitz bezala. Baina feminismo ofizial horrek bultzatzen duen gizarte eredua sakonago aztertuta, hasi naiz pentsatzen erabateko matxismoaren garaipen atzeraezina ez ote dagoen haren baitan. Askok feminismoa matxismoaren ifrentzutzat hartzen dute, baina nago matxismo beraren jantzitik modernoena ez ote den, sarri. Neo-matxismoa, azken finean. Adierazpen arriskutsua da eta horregatik kontu handiz azaltzen ahaleginduko naiz.

Hasteko, ikusi behar dugu feminismoa, ideologia moduan, zer testuinguru historikotan eta nork bultzatuta sortu zen eta, horri lotuta, zein ziren aldarrikapen nagusiak, harrezkero, gure egunotaraino aldarrikapen nagusi horietan sakondu eta ildo beretik jarraitu baino ez baita egin, oro har. Feminismo mota asko egon daitezkeela jakinik -eta haien artean feminismo ofizialarekin guztiz kritikoak direnak, are erabat arbuiatzen dutenak edo, “ismo” horri hartzen dioten usainagatik, feminismo deitzeari ere uko egiten diotenak ere badaude-, batez ere adar ofizialari, mendebaldeko Estatu kapitalistek bultzatzen dutenari helduko diot.

Ez naiz aditua, baina historiografiari kasu eginez gero, feminismoa, mugimendu gisa, XIX. mendearen amai aldera sortu zen, aldarrikapen nagusia emakumearentzako boto eskubidea zelarik. Haren bultzatzaileak, oker ez banago, klase ertaineko emakume burgesak ziren. Harekin batera, aldarrikapen historiko nagusiak ardatz ekonomikoei lotuta egon dira: lan egiteko (soldatapeko izateko) aukera berdintasuna, soldata berdintasuna, ikasteko -langile izateko prestatzeko- aukera berdintasuna, enpresetan goi karguak betetzeko berdintasuna… Politikari edo, zehazkiago, botereari lotutakoak ere etorri dira, eta horren gailurra zenbait erakundetan ezarri diren “parekotasun” legeak eta kupoak dira. Halaber, jakina, Estatuaren egitura guztietan berdintasunez egoteko aldarria ere egon da; besteak beste, epaile, polizia, soldadu… izateko aukera berdintasuna. Bestetik, sexualtasunari, gorputzari eta genero rolei lotutako aldarriak ere agertu dira. Horiei dagokienez, nagusienak abortu eskubidearen -edo ama izan ala ez izan hautatzearen- aldeko aldarria -askotan zio ekonomikoen arabera erabakitzen dena-, eta sexu indarkeriaren aurkako borroka lirateke. Horiekin guztiekin batera, aldarrikapen txikiagoak ere egon dira -hauek ere ekonomikoak, batik bat-, hala nola Estatuak emakumeen etxeko lanak ordaintzekoa edo prostituzioa legeztatzekoa.

Lehen begiratuan, zentzuzkoak ematen dute guztiek eta daukagun gizarte eredu hau ontzat ematen badugu, bitan pentsatu barik haien alde egiteko modukoak. Baina zentzuzkoak, zer begirada edo balio eskalaren arabera? Ikus dezagun zein izan diren gizonezkoei eta emakumezkoei historikoki goitik eman zaizkigun eginkizunak eta balioak eta argiago ulertuko dugu.

Horretarako, gizarte eredu bat hartuko dut, kultura eredu nagusi eta menderatzaileak izan duen ehiztarien sistema patriarkala. Izan ere, gizarte guztiek ez dituzte balio eskala berberak, mundu ikuspegi berberak eta eginkizun banaketa berberak izan, ezagutarazi dizkiguten nagusiak egiturazko matxismoan edo patriarkatuan bat etorri badira ere.

Gizarte patriarkalean, ontasunaren eredua gizona izan da. Hura da izaki bukatua, buruzagia, legea, benetako gizakia. Haren balio nagusiak ehizatzeko eta besteak menderatzeko indarra eta gaitasuna izan dira. Gizonak ezin da umeez erditu eta, beraz, gaitasun hori gutxiesgarria da, amatasuna gizonezkoen eginkizunak betetzeko oztopo baino ez, beste izaki ahul horren, sasi-gizakia den emakumearen, zama gogaikarria -are gogaikarriagoa “zikin” edo “kutsatu” bihurtzen dituen hilekoa, batez ere sexu harremanetarako oztopo sentitzen denean-. Alabak izatea, gainera, lotsagarria da, emakumeen dohain bakarra gizonezko oinordekoak ematea baita -Biblia irakurtzea baino ez dago, ikusteko patriarken semeen zerrendak baino ez direla aipatzen-. Beraz, emetasunari lotutako ezaugarriak gutxietsiak izan dira historikoki, eta gizontasunari legozkiokeenak goretsi. Maitasuna, besteekiko ardura, elkar-laguntza, errukia, ahulekiko ardura, etxea, familia… traba dira gizonentzat. Beraz, haiek denak emakumeei dagozkie -eta halako joerak dauzkaten gizonak baztergarriak, maritxuak, ahulak haiek ere, azken finean, emakumeak bezalakoak direlako-. Horiek denak, noski, paradigmatzat hartuta; horregatik, gorriak eta bi ikusiko zituzten bestelako ezaugarriak zeuzkaten gizonek eta emakumeek euren burua zen bezala onartzeko eta besteen aurrean agertzeko. Hori horrela izan dadin ziurtatzeko, erlijioak jantzi morala eman dio emakumeen “betebeharrari”. Familia jainkoaren nahia da, eta emakume ororen derrigorrezko desira -eta patua- ama izatea. Emakumea ahula izatea merezi duen zigorra da, gizona bezain duina ez delako; azken finean, bekatuaren iturria -desiraren objektu debekatua- da emakumea.

Gizonari egotzitako balio eskala hori ideologia liberalak eta hark asmatutako kapitalismoak eta Estatuak eraman dute gorenera, antiklerikalismo erabilgarriz mozorrotuta maiz. Kasu honetan, gizarte patriarkalaren balioak batez ere ekonomiaren eta boterearen -politikaren- ikuspegi bat ezartzeko erabili dira. Balio gorena besteak menderatzea izanda, ekonomian ere kapitalista baten (eta Estatuaren) balio gorena beste enpresariak, merkatuak, kontsumitzaileak (eta Estatuak) menderatzea da; politikariarena beste politikariak eta herritar guztiak menderatzea, boterea, gobernua eskuratzea. Hobbesen filosofia: guztiok guztien aurkako gerra maila guztietan. Arrakastatsua, miretsia, goraipatua, edozein gerra motatan garaile irteten duena. Indarra ahultasunaren aurka, ahultasuna -mota guztietakoa, hortik gaixotasunari, zahartzeari, txirotasunari… eta emetasunari eta homosexualitateari izandako higuina, horiek denak ahultasuntzat jotzen direlako, gizarte patriarkalaren ereduan- deitoragarria baita. Horixe bera zen, besteak beste, Nietzscheren balio gorena. Errukiak ez du lekurik, ez gerran, ez negozioetan, ez politikan. Hortaz, maitasunari eta altruismoari lotutako jarduera guztiak gutxietsi behar dira. Familiak eginkizun bakarra du: gerlari eta morroi gehiago sortu eta heztea. Eginkizun hori beharrezkoa den bitartean, familia onargarria da.

Horixe da eredu kapitalistaren barruko tentsioa, familiari dagokionez: gustura ezabatuko luke, gorrotoaren logikari ihes egiten dion azken aterpeetako bat delako, baina hura behar du Estatuaren beharrak asetzen dituzten besoak berritzeko -gogora dezagun Aldous Huxleyk bikain marraztu zigun gizartea, klonazioari esker familiak herri atzeratu eta basatien bitxikeria bihurtu zirenekoa, gizaki guztien betebehar nagusiak sistemarentzat lan egin eta beti zoriontsu izatea zirelarik-. Beraz, komeni zaionean, Estatuak erlijioaren diskurtso moralista erabiliko du, alde baterantz bultzatzeko, eta komeni ez zaionean, diskurtso antiklerikal faltsua eta “erradikala” erabiliko du besterantz orekatzeko. Emakumeak -eta gizonak- presio horien bien artean kateatuta beti.

Larriena honakoa da: feminismo ofizial edo instituzionalak, emakumeen balioak -zenbat emakume hainbat balio, zalantza barik- bilatu, balioetsi eta haien arabera beste mundu bat asmatu beharrean, bere egin ditu eredu patriarkalak bultzatutakoak eta berdintasuna bilatzeko bide bakarra hautatu: emakumea gizon bihurtzeko bidea. Horrela, eredu patriarkalak egindako emetasunari lotutako balio guztien negatibizazioa bere egin, eta maitasunaren, sentiberatasunaren, elkartasunaren, elkar-laguntzaren aurkako diskurtsoa eraiki du, gizonak eta emakumeak elkarren arerio bihurtuta. Ez da harritzekoa batzuengan sentitzen den gizon guztiekiko gorrotoa, androfobia: hura izan nahi eta ezin. Zoritxarrez, gainetik kentzerik ez duten emetasunari gorroto diote. Gizarte patriarkaleko gizonentzat haurrak, adinekoak, gaixoak… zaintzea zama, katea, arrakasta ekonomikorako oztopoa bada, emakume feminista patriarkalentzat -neo-matxistentzat- ere maitasunak gidatutako jarduerak oro zama, katea, kartzela bihurtu dira. Gizarte patriarkaleko gizonentzat balio nagusiak arrakasta ekonomikoa eta botere nahia badira, emakume feminista patriarkalak ere arrakasta ekonomikoaren eta boterearen atzetik jarri dira, hil ala biziko lehian.

Horrela uler daiteke hainbat gizon eta emakume ezkertiarren artean emakume gerrillariek sortzen duten miresmena. Haiengan ametsa gauzatzen da. Gizarte patriarkaleko gizonen balio eskala erabat bere egin duen emakumea ikusten dute, basakeria gizonen pare erabiltzeko kapaz den emakumea, gerra egiteko eta goitik beherako sistema hierarkiko eta diziplinatuan bere tokia betetzeko gai den eta, aldi berean, gizonentzat desio objektu ezkutua den izakia. Uste dut ez dela kasualitatea azken gobernu sozialistan gerraren ministroa -Defentsa Ministerioa diotsote Gerra Ministerioa zenari, eta Afganistanen soldaduak izatea, seguruenik, “defentsa” kontua baino ez da…- Carmen Chacon izendatu izana. Nork bere borrokak borrokatu behar ditu, noski, eta seguru nago emakumeek ez dutela inoren beharrik euren borrokak eurek borrokatzeko -dirudienez, feminista batzuek uste dute emakume “ahulek” Estatuaren laguntza behar dutela aurrera ateratzeko-, baina horretarako ez dut uste gizonezkoek sortutako borroka paradigmei eta estetikari jarraitu behar dietenik.

Feministen eginkizuna kontrakoa ere izan zatekeen: gizonoi maitasunaren, elkartasunaren, errukiaren, elkar-laguntzaren… edertasuna erakutsi, balio haiek goresten irakatsi eta gorrotoak, botere eta arrakasta nahiak bultzatutako balioak gutxiesteko bidea gure begien aurrean jarri. Horrela, agian, guk haiei lotzen dituzten kateak seme-alabak, bikotekideak, gaixoak eta aitaita-amamak direla irakatsi beharrean, haiek irakatsiko ziguten benetako katea soldatapeko lana dela, egunero txanpon batzuk ateratzearren, telebistak nahiarazten dizkigun mila tontakeria erosteko dirua izatearren, gogoko ez dugun zeregin batera abiatu eta gure bizitzako ordurik onenak eginkizun hari ematea dela daroagun katerik astunena. Arrakastak edo botere nahiak baino atsegin handiagoa ematen duela gure beharra duenari laguntzea, saririk espero barik. Irabazten aterako ginen denok eta ardurak eta premiak elkarrekin eta berdintasunean hautatu eta banatzeko askoz askeagoak ginateke.

Gizarte patriarkalaren ikuspegi zikiratu horren erruz, emakumeek guk baino sarriago, hobeto edo maitasun handiagoz egin dituzten eginkizun horiek guztiak gutxietsi ditugu eta, okerragoa dena, emakumeei ere gutxietsiarazi dizkiegu, gure gizartean “prestigiorik” ematen ez dutelako. Eta hori, emakumeen kalterako ez ezik, gizonon kalterako ere izan da, hots, gizaki guztion txarrerako, geure buruari maitasunez jarduteko aukerak murriztu dizkiogulako eta behar genuen eta dugun benetako iraultza atzeratu baino egin ez dugulako -ez ahal da betiko izango!-.

Bestetik, emakumeak “gizonezkoenak” ei ziren esparruetan sartu direnetan, gizonezkoek ezarritako ikuspegi berbera erabili dute haietan jarduteko. Azken finean, haiei heltzeko bultzada ez da emakumeen erabaki aske eta kontzientetik atera -ezta gizon gehienon erabaki aske eta kontzientetik ere-, sistemak oso ondo pentsatutako operazio batetik baino. Horrela, esan legez, feminismo ofiziala neo-matxismoa baino ez da izan. Emakumeak gizonezkoek diseinatutako sistemaren borondatezko mendeko bihurtzeko estrategia ezin hobea. Emakumeei “eman” zaien “eskubide” bakoitza ez da haiek askatu eta berdintasuna eskuratzeko urrats bat, guztiontzako kate estuago bat baizik.

Horregatik, feminismoak, benetako berdintasuna bilatzen duen mugimendua izan nahi badu, lehenbizi honako hausnarketa egin behar luke: berdintasuna zertan? zer ereduren arabera? berdintasuna gu gizonezkoak bezalakoak izateko, haien balioak indartu eta geureak lurperatzeko? berdintasuna gizarte eredu patriarkalaren arabera goitik behera eraikitako Estatuan eta kapitalismoan? Ala hutsetik hasi behar genuke geure mundua, geure balioak, geure harremanak, geure nortasunak, geure gizartea, geure gorputzak… eraikitzen, emakumeok eta gizonok, gizakiok, denok batera eta benetako berdintasunean?

Pentsa dezagun emakumeak gizonekin berdintzeak (zergatik ez da alderantziz izan, gizonak emakumeekin berdindu? edo, egokiena, elkarrekin zertan eta norantz berdindu eta zertan ez erabaki? aniztasuna askoz aberatsagoa, emankorragoa eta askeagoa delako) zer “aurrerapen” ekarri duen: emakumeek -herri batzuetan- boto eskubidea lortu zuten eta…, zelako gobernuak atera dira hautestontzietatik, ezer aldatu da, gizarte ereduak hobetu dira gobernu horiei esker, aintzat hartu dituzte emakumeen balioak gobernu horiek?; emakumeak gizonezkoek egiten zituzten soldatapeko lanetan hasi dira eta…, morrontza bikoitzean ez dira sartu, bada, emakume -eta gizon- anarkistek eurek aspaldi salatu zuten bezala, hain zuzen ere, lehen egiten zituzten zereginak gutxietsita, zama gorrotagarritzat hartuta, gizonezkoak haiei heltzeko prest egon ez direlako?; emakumeak gobernuburu bihurtu dira -gogoratu behar da aspaldi ere erreginak egon zirela eta horrek ez zuela gehiegi aldatu erresuma horien izaera totalitario eta inperialista, Ingalaterra edo antzinako Egipto eta Kleopatra ospetsua gogoratzea baino ez dago- eta, zer aldatu da onerako haien gobernuetan, emakume izateagatik? Margaret Thatcher eta Angela Merkel, Esperanza Aguirre, Yolanda Barcina, Michelle Bachelet…, ezagun egiten zaizkigu?; emakumeek enpresak zuzentzea eta administratzea lortu dute eta…, galdu dute enpresa horiek euren izaera esplotatzailea edo hobetu da haietan emakume langileen egoera?; emakumeak polizian eta armadan sartu dira, epaile bihurtu eta…, aldatu da haien izaera errepresibo, edo hiltzailea, haien ankerkeria? gogoratzen naiz, honi dagokionez, Espainiako Polizia Nazionala istiluen aurkako taldeetan emakumeak sartzen hasi zenean, lagun batzuek esaten zidatela -horretan eskarmentua izan zutelako esan ere- nahiago zutela emakume polizia batek ez atxilotzea, gizonezkoen pare egon nahi horretan askoz basatiago jokatzen zutelako, indarkeria mailan ere “gizonak baino gizonago” bihurtuta, “ahul” ez agertzeko…

Aipatutako aldarrikapenen artean, oso bitxia da Estatuek etxekoandreei soldata ordaintzeko garai batean egiten zen aldarrikapena -gaur egun argi dago Estatuaren kutxa ez dagoela holako alaitasunetarako-. Lehen begiratuan aldarrikapen onargarria eman dezake, baina, azken finean, lerro artean irakurriz gero, ondorio bi atera daitezke: mundu honetan ez dago ezer musu truk edo maitasunez egiterik balioa galdu barik -eta emakumeek ere horrela ikasi behar zuten, ahalik eta lasterren-, eta dirua bikotekidearen eskutik onartzea baino duinagoa da Estatuaren eskutik jasotzea, horrek “independentzia ekonomikoa” ematen ei duelako. Egiten den guzti-guztia monetarizatu behar da -zer eta kontsumitzeko ahalmen handiagoa izan dezagun, noski-. Jakina, pentsaera hori ezin hobea da Estatuaren beharra elikatzeko. Lehen, legez, senarraren mendeko zen emaztea. Orain, Estatuaren mendeko da emakumea, gero eta gehiago. Kasu batean zein bestean, inoiz ez bere buruaren jabe. Objektu beti, inoiz ez subjektu, feminismoak berak objektu bihurtu baititu emakumeak, Estatu gurasokeriaren kate hertsatzailearen mende.

Are bitxiagoa da, aldarrikapen feminista delakoan, prostituzioa legeztatzeko eskatzea, batzuek, oso aurrerakoiak direlakoan, egiten duten bezala. Estatuak aldarrikapen hori behar du, egon daitezkeen errezelo moralak ahultzeko. Azken finean, askoz egokia litzateke emakume horiek -eta batez ere haien atzean dauden gizonek- egiten duten jarduera ekonomikoa legearen barruan egotea eta zergak ordaintzea. “Babestuago” leudeke, gainera. Zentzuzkoa dirudi, hola ulertuta, baina prostituzioa, jarduera moduan, nekez defenda daiteke. Batzuek, zurigarri, esango dute puta batzuek gustura eta euren gogoz dihardutela, eta haiei legez lan egiteko aukera eman behar zaiela. Berriz ere, gizonei -sexu esklabotzaren onuradun nagusiak eurak- komeni zaien irakurketa sinplifikatzaile, atzerakoi eta patriarkala. Sexua era osasuntsuan bizi bagenu, zama moralik, taburik eta konplexurik gabe, benetan denok, emakumeek eta gizonok, gizakiok, geure gorputzaren eta, batez ere, geure buruaren jabe bagina, prostituzioak ez leukake lekurik. Gainera, “nahi duelako” prostituitzen den emakume bakoitzeko, seguru nago milioi batek modu batean edo bestean derrigortuta eta gogoz kontra egiten dutela. Baina gizarte patriarkalak buruan sartu digu munduko lanbiderik zaharrena delako leloa -eta ikuspegi ezkertiar batzuek erromantizismoz jantzi dute drama-, berezkotzat eta saihestezintzat harrarazi digu milioika neska-mutil, gizon eta emakumeren eguneroko tragedia den jarduera. Prostitutak benetan babestu nahi baditugu, haien onerako zerbait egin nahi badugu, eman diezaiegun beste zerbaitetan jarduteko aukera.

Bestalde, pentsatu behar da noiz eta zer helbururekin “eman” zaizkien “eskubideak” emakumeei. Pentsa daiteke feminismoa emakumeek askatasunez eraikitako ideologia dela, baina “emakumeen” aldarrikapenei “men” egiteko uneak eta haien onuradunak aztertuz gero, ikusiko dugu oso bestelakoa dela kontua:

Emakumeei boto emateko “eskubidea” eman zitzaienean, emakume burges eta kultuen botoa -egun bezala, haietako asko manifestazioetan ateratzen ziren bitartean, etxeko lan “desatseginak” bigarren mailako emakume txiroek egiten zituzten- beharrezkoa zen Estatua eta kapitalismoa -botoa batez ere emakume burges horiek emango baitzuten- indartzeko eta partitokrazia parlamentarioari zilegitasun handiagoa emateko.

Lan indar gehiago behar zenean, emakumeak soldatapeko lanetara bultzatu zituzten -AEBn ere, lan indar gehiago behar zutenean beltzak “askatu” zituzten, haiek proletarizatu eta iparraldeko industriak elikatzeko, orain hegoaldeko etorkinekin egiten den bezala, euren herrietatik kanpo estrategia askoren bidez eta egoera guztiz dramatikoetan bultzatuta europarrek nahi ez dituzten lanpostuak har ditzaten eta Gizarte Segurantzaren kutxak eta europarren jaiotza-tasa urria orekatzeko, kasurik pribilegiatuenetan, txarrenetan paperik gabeko esklabotzan murgiltzen baitituzte batzuk aberasteko behar den azpi-ekonomian; haiei guztiei “eskubideak” pixkanaka onartzea Estatuarekiko fideltasuna ziurtatzeko estrategia oso adimentsua izan daiteke, behar denean arazo guztien errudun bihurtzeko erabiltzen dituzten bitartean, diskurtso bikoitz oso interesatuan-, eta enpresen interesei jarraituz, Unibertsitateak haientzat ere zabaldu; bide batez, lanean ere emakumeen eta gizonen arteko lehia bultzatu zuten, eta langile guztien baldintzak okertu, eskulan gehiagoren artean hautatzea zegoelako, emakumeen soldatak baxuagoak beti. Baldintzak zelan okertu diren ulertzeko, nahikoa da ikustea emakumeak lan merkatuan sartu aurretik klase ertaineko pertsona baten soldata nahikoa zela familia aurrera ateratzeko, eta egun klase bereko bikotekide bien soldatekin ere ozta-ozta iristen dela hilaren amaierara, besteak beste, kontsumo “premiak” muturrera eraman direlako. Beraz, ematen du merkatuak askoz lehenago ulertu zuela kontsumo mailari eusteko eta enpresen irabaziak handitzeko familia bakoitzeko pertsona bik egin beharko zutela lan, gutxienez.

Armadak krisian zeudenean, kalean haien aurkako mugimenduak guztiz gizarteratuta eta onartuta zeudelako eta modernizatu behar zirelako, profesionalizatu eta emakumeak -eta ondoren etorkinak; AEBn homosexualak ere “onartzea” neurri izugarri demokratikotzat saldu zen, armadaren aldeko propaganda operazio ikusgarri batean- onartu ziren.

Estatu aparatuetan emakumeari leku handiagoa emanda, berdintasunean aurrera egin baino askoz gehiago, Estatua sendotzea lortu da. Kapitala ere bai. Normala da. Mendeetan emakumeei esan bazaie besteak menderatzea, boterea izatea, materialki aberastea gauzarik desiragarrienak direla, azkenean haietarako guztietarako “aukera” ematen zaienean zelan egingo diote uko! Estatuaren eta kapitalismoaren defendatzailerik sutsuenak izango dira, haiek ere gizonen arabera hain desiragarriak diren plazer horiek dastatu nahi dituztelako. Ez da haien errua hala nahi izatea eta ezin bestela izan mendeetako doktrinamenduaren ondoren. Bestalde, daukagun gizartea hau bada, ez dago ukatzerik emakumeek gizonek egiten dituzten gauza berberak baldintza berberetan egiteko “eskubidea” daukatela -edozein gizartetan behar lukete, eskatu beharrik gabe, erabateko aukera berdintasuna-. Baina, gizonok zein emakumeek, gizarte honekin konformatzen gara? Eredu honetara etsi dugu? Aukera berdintasunik izan dugu hura hautatzeko?

Sistema hau gorrotoak elikatzen du, gorrotoa guztiz funtzionala da Estatuarentzat eta kapitalismoarentzat. Gizartea zatituta egotea, elkarren arerio sentitzea, elkarren lehian, aurrez aurre. Herritarren arteko elkartasuna, batasuna, maitasuna, elkar-laguntza… arriskutsuak dira oso sistemarentzat. Ildo horretan, feminismo instituzionalak lan handia egin du sistemaren alde, sexuen arteko gorrotoa bultzatuz. Daukaten bide bakarra gizonen balioak bere egin eta gizonek diseinatutako borroka zelaian eta arauekin haiekin lehiatzea dela barnerarazi zaie emakumeei. Benetako lehia agertzen ez den esparruetan, artifizialki sortu behar da. Helburua, gainera, ez da gizona bezalakoa izatea, bera baino “hobea” izatea baizik. Gizakiak arriskutsuak dira eta ezinbestekoa da edozein harreman motatan argi izatea ez garela gizakiak, gizonak eta emakumeak baizik, ondo bereizita eta elkarren aurkari.

Bestalde, Estatua, kapitalismoa, gizarte eredu hau, berez, egiturazko indarkerian oinarritzen badira ere, indarkeria mota batzuk ezkutatu eta bakan batzuei jarri behar zaie bozgorailua edo lupa. Indarkeria, gehienetan, botere harreman baten adierazpena da, eta indartsuak darabil ahularen aurka -edo ahulak indartsuaren aurka, indartsua bere indarraz kontura ez dadin-. Botere harreman horren arabera, gurasoek erabil dezakete seme-alaben aurka, edo seme-alabek gurasoen aurka; patroiek erabil dezakete langileen aurka, edo langileek patroien aurka; gobernuek erabil dezakete herritarren aurka, edo herritarrek gobernuaren aurka; herri inperialistek erabil dezakete herri menderatuen aurka, edo herri menderatuek herri inperialisten aurka; aberatsek erabil dezakete txiroen aurka, edo txiroek aberatsen aurka; bikotekide batek erabil dezake beste bikotekidearen aurka; gizakiek erabil dezakete beste izakien aurka, edo beste izakiek gizakiaren aurka; gizonek erabil dezakete emakumeen aurka, edo emakumeek gizonen aurka; gizonek erabil dezakete gizonen aurka; emakumeek erabil dezakete emakumeen aurka… Baina, esan bezala, indarkeria mota horien guztien artean, sistemaren bozgorailuek, komunikabideek, batzuekin bonbardatu eta besteak isilaraziko dituzte. Erabilera ez da neutroa, eta beti pentsatu behar genuke zer ezkutatzen den ikusarazten digutenaren atzean. Sistemari guk zerbait oso argi ikustea interesatzen bazaio, susmatu behar genuke atzean ikusten ez dugun mekanismoren bat jarri dela martxan.

Emakumeen aurkako indarkeria aspaldikoa da, eta sistema patriarkalak berak bultzatu du. Gerra guztietan, menderatutako herriko emakumeak bortxatzea aitortu gabeko lehen arauetako bat da -duela zenbait urte txanponaren ifrentzua ikustea tokatu zitzaigun, Irakeko inbasioan, emakume soldadu haren argazkia erakutsi zigutenean, biluztutako gizona txakur gisa zerabilela, eta ez da harritzekoa, emakume hark sistema eta mundu ikuspegi oso bat barneratu baitzuen soldadu egitea erabaki zuen unetik-. Emakumea gizonaren desio iturria da -baita gizona emakumearena ere, normala denez, batzuetan hori ahaztarazi nahi badigute ere; desio homosexualak bezain berezkoak biak-, eta horrek sortzen duen tentsioa modurik makurrenetan lasaitzen da maiz. Baina Estatuen oinarria armada eta gerrak izanda, armadek gerretan egiten dituztenak ezin dira zalantzan jarri eta hobe haiek isiltzea, politikoki gure alde erabiltzerik ez badaukagu, behintzat. Lanean ere, emakumeen -eta gizonen- aurkako indarkeria etengabea da, baina sistema kapitalistaren oinarria ezin da kolokan jarri eta emakumeen eta gizonen arteko gerra elikatu behar da soldatapekoen eta jabeen artekoa uxatzeko. Familian ere indarkeria ez da falta eta modu askotan agertzen da. Luzaroan, hori dena ere ezkutatu egin da, familia eredu sakratu bakarra egon den eta hura erakustea funtzionala izan ez den bitartean. Orain, ordea, interes berezia dago indarkeria horren alde bat -eta bakarra- egunero jartzeko gure begien aurrean. Bikote homosexualetan dauden indarkeria kasuak tabu dira oraindik. Genero indarkeria esaten diote, edo indarkeria matxista. Alde batetik, kasu askotan hala dela ukatzerik ez badago ere, eta haiek inolaz ere gutxietsi barik, pentsatu behar genuke gizonen eta emakumeen artean dauden indarkeria kasu guztietan generoa edo matxismoa ote den eragilea, salbuespenik gabe. Bestetik, geure buruari galdetu behar genioke zein den indarkeria mota bat eta bakarra egunero gure aurrean jartzeko helburua eta, era berean, zein diren horren emaitzak. Eta, batez ere, indarkeria mota guztietan bezala, hartzen diren neurriak hura desagerrarazteko diren ala beste xederen bat duten. Indarkeriaren zioetan sakontzen ari gara, ala haiek ezkutatzen eta sintomak baino ez erakusten. Dirudienez, Stieg Larssonek bizia galdu zuen Suedia bezalako herri “eredugarrian” eskandaluzko zifren atzean ezkutatzen den errealitatea agertzeagatik. Jakina, askoz errazagoa da azalpen sinpleak eta norabide bakarrekoak ematea eta haiei heltzea, arazoek eduki ditzaketen konplexutasun guztiak ulertzen saiatzea baino, batez ere konplexutasun horiek sistemaren erroak ukitzen badituzte.

Izan ere, gorrotoan, lehian, kontsumismoan eta indarkerian oinarritutako gizartean bestelakorik espero genezake, gure gida espirituala zaborra besterik ematen ez duen telebistaren doktrina dugunean? Gizakiok galduta gaude eta ez daukagu helduleku etikorik ezta gatazkei, frustrazioei, bakardadeari, ezintasunari, beldurrei, antsietateari… aurre egiteko tresnarik. Maitasunak balioa galdu du, aspaldi, gizartea desegituratuta dago eta komunitate sena galdu du, eta geratzen zaizkigun aterpeak -familia eta lagunartea, batez ere- ahuldu eta suntsitzeko lanean ari dira.

Aztertzen ari naizen berdintasunaren ikuspegi horretan eredu baten barruko ekonomia eta botere borrokari baino ez zaio begiratu, eta, gainera, espiritualtasun eta etika oro desagerrarazi eta eredu haren atzean gordetzen diren balioak ezkutatzea ezinbestekoa zenez gero, gure begien aurrean emakumeak eta gizonak bereizten dituen generoa, sexua, alde biologikoa baino ez da jarri. Emakumea gizonarekin berdindu nahi izan da, ez alderantziz, ez ezarritako eredutik at. Eta bien arteko harremanak aurrez aurreko lehia bilakatu dira. Horrela, ez da arraroa egungo emakumeek eta gizonok geure nortasuna eraikitzeko, geure sexua bizitzeko eta harremanak eraikitzeko hainbeste zailtasun izatea. Emakumeek -eta gizonok- moralak ezarritako ereduaren edo interes ekonomikoak ezarritako bidearen artean hautatu behar dute. Ez daukate modurik euren bidea, euren eredua, euren baitatik eraikitzeko. Ezkerreko ideologia “progresista” eta “iraultzailea”k erakutsi die naturak ezarritako “kateak” hautsi eta moral klerikalari aurre egin behar diotela, horretarako gizonak borrokatuz eta gizon bilakatuz. Moral kristauak erakutsi die gizonaren atseginerako eta Jainkoaren borondatea betez seme-alabak ekartzeko makina bat direla. Dirudienez, ez dago beste eredurik. Eta eredu biak gizarte patriarkal matxista berberak eraiki ditu, kasu bietan, emakumeen balio etiko eta pertsonalak eta haien balizko gizarte ereduak gutxietsiz.

Euren gorputza bizitzeko modua ere su biren artean dago. Alde batetik, gizonen gutiziarako zaindu behar dute gorputza, haien desiren arabera moldatu, edertasun kontzeptu jakin bati erantzun. Bestetik, eder sentitzeari, seduzitzeko gogoari uko egin behar diotela agintzen zaie, gizonekin mesfidatiak izan, bestela haien mendeko izango direlakoan. Batzuek eta besteek erabaki dute emakumeak ez direla gai zer nahi eta behar duten erabakitzeko; besteek interpretatu behar dute beti zer sentitu behar duten eta zelan ulertu behar dituzten euren gorputza, euren gogoa, euren libidoa, gizonek haiekiko dituzten portaerak… Harremanak feministek ezarri duten bezala ulertzen ez badituzte, kolonizatuta daudelako eta jakin gabe ere matxistak direlako da. Publizitateak erakusten dituen emakumeak bezalakoak ez badira edo gizarteak ezarritako interesak eta jarduerak bilatzen ez badituzte, ez dira bizitzan ezer izango, ez dute arrakastarik lortuko.

Zoritxarrez, Esperanza Aguirreren hitzak -ez berak ematen dien zentzuan, zalantza barik- Acratosaurioarenak bezain egiazkoak dira. Moral kristauak ama eta emazte fin eta saiatuak izateko eskatzen die, seme-alabak izatera bultzatzen ditu -eta abortua, haren aurka agertu baina ordain dezaketen familia aberatsen pribilegio hipokrita da-. Baina erlijio feministak, Estatuaren egungo premiak, “askatasun” ekonomikoaren alde eta gizonen pareko jarduteko edozer sakrifikatzeko gertu nahi ditu; langile, ama edo bikote baino lehenago; dirua maitasunaren aurretik. Gozamena, atsegina, zoriontasuna, gainera, derrigorrez bilatu beharrekoak dira, ulertzeko modu bakarra dute eta ez daude erantzukizunari lotuta, oinarria eskubideak direlako, eta ez betebeharrak. Horrela, zaila da pentsatzea emakumeei erabakitzeko askatasun handirik geratzen zaiela. Gizonezkooi ere geratzen ez zaigun bezalaxe, baina maila larriagoan. Hala sentitu duelako ama izan eta soldatapeko izateari uko egin dionak -agian, besterik gabe, enpresa baten morroi bilakatzeko asmorik izan ez duelako- hamaika azalpen eman beharko dizkie besteei eta bere buruari bere erabakia “zuritzeko”, batez ere bere burua aurrerakoi, ezkertiar eta iraultzailetzat badu. Oso bitxia da, seme-alabak izan dituztenean, haiek haztearren, euren sormen lanari uko egin eta idaztea beste une baterako utzi duten zenbait gizon idazle ezagutu ditut azken urteotan -eta ahalke barik adierazten dute seme-alabok euren zoriona direla-, aurrerakoiak eta ezkertiarrak haiek denak, kontzientzia handikoak eta, beharbada, euren erabakia hartu duten gizonak direlako, eta ez emakumeak, ez dakit inork esan dien seme-alabak, bikotekidea eta etxea kateatzen dituzten oztopoak direla eta ez lioketela euren pasioari uko egin behar mendeko bizitza bat izateko. Jakin nahi nuke zer entzungo zuten emakumeak izan balira…

Esandakoaren eredu ezin hobea da publizitate kapitalista. Seguruenik, jende askok izango du gogoan frankismoaren garaiko etxetresna elektriko marka ezagun baten zuri-beltzeko iragarkia. Han, garai hartako estilo apaineko klase ertaineko emakume eder batek larritasun eta itxaropenez begiratzen zion, zutik eta atzetik, berak prestatutako oilaskoa jaten zuen senarrari, garai hartako pelikuletako galai frankista horietako bat. Senarrak plateraren gozoa laudatzen zuenean, emazteak arnasa hartu eta berekiko ziotson sukalde modernoari, eskerroneko: <<Zenbat ordu zoriontsu emango didazun>>. Garai hartako matxismoaren paradigma da iragarkia. Baina duela pare bat urte, Txilen, feminismo instituzionalaren paradigma den iragarki ezin matxistagoa ikustea tokatu zitzaidan. Matxismo atzerakoiaren eta feminismo patriarkal aurrerakoiaren uztarketa perfektua. Aurrekoaren bertsio modernoa baino ez zen, azken finean. Kasu honetan ere, etxetresna elektriko marka ospetsua zen iragarlea. Emakume gazte, eder -gure garaiko edertasun ereduaren arabera, esan nahi baita-, lirain, bizi eta modernoa zen protagonista, klase ertainekoa hura ere. Harro zioskun bera, aldi berean, chef -etxeko sukaldari-, psikologo -ama-, hizkuntza aditua -ama berriz, haurrei etxeko-lanetan laguntzen-, ez dakit zer arlotako langile -bulego moderno batean ageri zen-… eta ez dakit zenbat gauza gehiago zela. Guztietan irribarretsu, fresko, neke aztarna barik. Hori dela-eta, honakoa haren buruari ziotsona: <<Harro nago super-emakumea izateagatik>>. Eta elektrotresnei esker, “askeagoa” ei zen. Uste dut super-emakume horrekin pozik bizi zen gizona ere ageri zen non edo non. “Super-emakumeen” marka farandulako programa batean ere iragartzen zuen haren aurkezleetako batek, bera ere emakume eder, moderno eta “emantzipatua”. Azken finean, hamaika lan eta bosti lotuta egonda, gizona baino gehiago dela erakusten ei du eta muturreko esplotazio horrek harrotasun eta pozerako zioa behar du, antza.

Ondorioak atera nahi badira, honakoa esango nuke: berdintasun mota guztien alde nago, baina berdintasuna askatasunean baino ez da posible. Askatasunak baldintza bat behar du, ordea: aukera guztiak maila berean egotea. Hortaz, gizarte eredu patriarkal batean, Estatua eta kapitalismoa nagusi diren bitartean, emakumeen eta gizonen -eta, oro har, gizakien- arteko benetako berdintasuna ezinezkoa da, balio eskala gizonek (gizon batzuek, gutxiengoak, eliteak) ezarri duten sistema batean, ez dagoelako aukera berdintasunik nork bere balio eskalaren arabera hautatzeko. Arrakasta ekonomikoa eta boterea balio gorenak diren gizartean, ezin dut askatasunez hautatu nire lehentasuna soldata lortzea eta lanean gora egitea den, ala sari bakarra maitasuna izango duen jarduera batean jardutea. Izan ere, emakumeen eta gizonen arteko berdintasuna baino askoz gehiago behar dugu: gizaki guztien arteko aukera berdintasuna. Lehen batez ere emakumeek egiten zituzten lanak eta eginkizunak, hala nola haurrak, gurasoak, gaixoak zaintzea, etxea txukun edukitzea eta otorduak prestatzea -ahaztu barik horiek baino askoz gehiago ere egin dituztela beti, batez ere beti egon diren emakume nekazari eta langileek-, eta maitasunez eta ordainik eskatu gabe egiten diren jarduera guztiak, maitatzen eta balioesten ikasi bagenu, emakumeei zerbait irakasteko aukera eman bagenie, soldatapeko lana baino hobetsiko genituzke haiek denak, beharbada, eta zamatzat hartu beharrean, gustura egin geure haiek guztiak. Orduan bai, aukera legoke, berdintasunez, askatasunez eta doktrinamendurik gabe hautatzeko, emakumeek eta gizonok, ama edo aita izan nahi dugun -edo ez dugun izan nahi-, zer lan egin nahi dugun, zein diren gure lehentasunak, zelan eta norekin bizi nahi dugun gure sexualtasuna, zer eta zertarako ikasi nahi dugun… Bestela esanda, gure denbora zertan, norekin eta zertarako erabili nahi dugun eta gure emetasuna edo gizontasuna -edo biak- zelan bizi nahi ditugun hautatzeko askatasuna. Baina sistemarentzat arriskutsua litzateke, seguruenik bai emakumeek bai gizonok ohartuko ginatekeelako egiten ditugun -sistemak behar dituen- gauza gehienak ez ditugula egin nahi eta ez dutela merezi, kontsumitzen ditugun produktu gehienak ez ditugula behar eta kalte egiten digutela guri eta gu parte garen inguruneari, eta posible dela beste balio eskaletan oinarritutako gizarteak eraikitzea, hasieratik berdintasunean eta adostasunez eraikitakoak. Indarkeriak ere askoz leku txikiagoa izango luke, eta sistemarena ere ez genuke onartuko.

Bukatzeko, beste zerbait argitu nahi dut. Beharbada, testua irakurrita, uler daiteke nire ustez patriarkatuak ezarritako prozesu guztietan, iraganekoetan zein azken mendeotako bultzada berrian, emakumeak biktima eta objektu pasibo hutsak izan direla. Hori egitea berriz ere diskurtso neo-matxistarekin bat egitea litzateke, eta errealitatetik kanpo kokatuko ninduke. Ez. Gauzak aldatzeko onartu behar dugu patriarkatuaren ezarpenean emakumeek gizonek beste egin dutela. Alde batetik, era aktiboan, patriarkatuaren oinarri izan den esplotazioari eta rol banaketari emakume askok etekin handia atera diotelako, piramidearen goiko erpinean egonda, itzalean zein agerian. Neo-matxismoaren bultzatzaile eta onuradunen artean, noski, ez dira emakumeak falta. Bestetik, era pasiboan, sistema patriarkala zuzenean bultzatu ez arren, emakume asko, gizon asko bezala, oso eroso sentitu direlako. Honetan ere La Boétieren Borondatezko morrontzaren diskurtsoak esanahi osoa hartzen du. Gutxiengo batek gehiengoa menderatzeko derrigorrezkoa da gehiengoa menderatuta bizitzeko prest agertzea. Pasibotasuna, askatasunari uko egitea, gizatasuna galarazten badigu ere, oso tentagarria da, bizitza errazten zaigulako. Azkenik, garai guztietan, ez dira gutxi izan sistema patriarkalari aurre egin dioten emakumeak -eta gizonak-, estrategia batzuk edo besteak erabilita, hura saboteatzeko modu asko erabili direlako -armak hartzea modu bat baino ez da, eta gehienetan ez da eraginkorrena izan aldaketa sakonak lortzeko-, eta haietan emakumeak ere protagonista izan dira. Beraz, patriarkatua -eta hark sortutako Eliza, Estatua eta Kapitala- menderatzeko eta gizartea errotik aldatzeko bidean, ez dut uste gizonen eta emakumeen borrokak daudenik, eta banaketa horrek emakumeak eta gizonak ahuldu baino ez gaitu egiten. Gizaki guztiak emantzipatzeko borroka bakarra da, gizaki guztiok batera, aukera berdintasunez eta estrategiak eta helburuak adostuta, egin beharrekoa. Hori horrela ulertzen badugu, urrats handia emango dugu emakumeen emantzipaziorako eta benetako berdintasunerako bidean, emakume emantzipaturik gabe ez baitago gizon emantzipaturik, beltz emantzipaturik gabe zuri emantzipaturik ez dagoen bezala, edo homosexual emantzipaturik gabe heterosexual emantzipaturik ez dagoen bezala. Nire benetako askatasuna beste guztiak ere aske direnean baino ezin da gauzatu. Besteen kateek neu ere lotzen naute. La Boétiek ere argi ikusi zuenez, herria lotzeko darabilen tiraniaren kateak tiranoa bera lotzen du herria beste. Inoiz txakurrik paseatu baduzue, erraz ulertuko duzue. Txakurrari heltzen dion eta mugimenduak mugatzen dizkion uhalak geuri ere heltzen digu eta mugimenduak murrizten dizkigu. Uhaletik askatu nahi badugu, hari jaregin eta txakurra askatzea dugu irtenbide bakarra. Tiranoaren egoera tragikoagoa da, txakurraren kasuan ez bezala, hark jakin baitaki kateari jareginez gero herri askea ez dela haren eskua miazkatzera itzuliko, haren lepoaren bila baizik.

Paradigmak elkarrekin birdefinitzen hasi behar genuke, ezta?

Sexu hipokrisiaren zentsura – La censura de la hipocresía sexual

Posted in Errepresioa, Euskal Herria, Komunikabideak, Kultura, Liburuak, Literatura, Sexualitatea with tags , , , , , , , , , on 2012/01/30 by aselluzarraga

Tafallan, 2012ko urtarrilaren 30ean

TXALAPARTAREN PRENTSA-OHARRA

Prentsa ohar honen bidez, iritzi publikoari jakinarazi nahi diogu Facebookek Txalapartak webgune horretan daukan orrialdetik Itziar Zigaren Sexual Herria liburuaren azala kendu duela, dirudienez, enpresa horren arauak hausten dituelako. Zoritxarrez, ez da zentsura mota hau jasaten dugun lehen aldia: antzeko zerbait gertatu zitzaigun Diana J. Torresen Pornoterrorismo liburuaren aurkezpenaren bideoarekin. Duela bederatzi hilabete Youtubetik kendu zuten antzeko arrazoiak argudiatuz. Aipatu bi kasuetan, soil-soilik emakumezkoen titiak daude ikusgai. Berriz ere publikoki moralkeri faltsu hau eta sexuzentsura honek eta, oro har, edozein zentsurak dakarten adierazpen askatasunaren kontrako erasoa salatu nahi ditugu. Interneten edo edozein komunikabidetan gizonezkoen bularrak, hilketak, erasoak, gizaki edo animalien sarraskiak edota gu eta gure morala “zaintzen” dituen sistemak sortzen duen gosearen irudi moralgabeak ikus ditzakegu. Emakume baten bular biluzia erakusten duen liburu baten azala, ordea, zentsuratu egiten dute.

Gertakari honen aurrean, gizartean nagusi den moral sexista eta heteronormatiboa salatu nahi dugu. Hau zen, hain zuzen ere, Pornoterrorismo edota Sexual Herria bezalako liburuekin eraitsi nahi genuena. Argi dago borroka honek gudu-zelai ugari dauzkala eta, batez ere, irabazteke dagoela. Horregatik, gizarteari eskatu nahi diogu eraso neokontserbadore hauek borrokatu eta sala eta ditzan.

 

Tafalla, 30 de enero de 2012

NOTA DE PRENSA DE TXALAPARTA

Mediante esta nota de prensa, deseamos comunicar a la opinión pública que Facebook ha decidido retirar de la página que Txalaparta tiene en dicho sitio web la portada del libro Sexual Herria, de Itziar Ziga, porque, al parecer, incumple las normas de dicha empresa. Desgraciadamente, no es la primera vez que sufrimos este tipo de censura; cabe destacar que algo similar nos ocurrió con el video de la presentación del libro Pornoterrorismo, de Diana J. Torres, que fue retirado hace nueve meses de Youtube aduciendo razones similares. En ambos casos, lo único que se muestran son unos pechos de mujer. Al igual que hicimos entonces, volvemos a denunciar públicamente la falsa moralina y el ataque a la libertad de expresión que supone esta censura sexual y, en general, cualquier tipo de censura. Podemos contemplar en Internet o en cualquier medio de comunicación, torsos desnudos de hombres, ejecuciones, agresiones y fuerza bruta, matanzas de seres humanos o animales, imágenes inmorales e indecentes del hambre que ocasiona ese mismo sistema que “vela” por nosotros, por nuestra moralidad. Sin embargo, se censura la portada de un libro que muestra el pecho desnudo de una mujer.

Ante estos hechos, queremos denunciar la moral sexista y heteronormativa que impera en nuestra sociedad y que, precisamente, queremos combatir mediante libros como Pornoterrorismo o Sexual Herria. Está claro que esta lucha tiene muchos campos de batalla y, sobre todo, que está todavía por ganar. Por todo ello, hacemos un llamamiento a la sociedad a denunciar y combatir este tipo de ataques de índole neoconservadora.

Bortxaketa

Posted in Anarkismoa, Gizartea, Sexualitatea with tags , , , , , , on 2009/10/12 by aselluzarraga

Hitz hori lagun dudala hasi naiz lanean gaur. Lehenago “sexu gehiegikeria” esan diote. Eskerrak handik gutxira benetako berba, bortxaketa, ahoskatu dute. Terrorismo matxistak, gehienetan terrorismo ez deritzogun arren, izen hori ematen zaion beste edozein indarkeria mota baino biktima gehiago uzten du urtero. Asmo politikorik ez ei du, eta horregatik ez du politikarien agendan toki handirik. Noizean behin adierazpen politiko zuzenen bat eta kito. Ez du biktimen elkarte oldarkorrik sortzen, ezta publikoki arbuiatzeko beharrik politikan jarduteko labela eskuratzeko. Agian terrorismo matxistak agintari, epaile, polizia zein herritar askoren kontzientzian, ezker zein eskuindar izan, oso errotuta dagoen ideia baten alde egiten duelako: gizonak emakumearen gaineko eskubideak dauzka. Gizarteak, astiro eta zalantzakor, berdintasunerantz jotzen duen heinean, publikoki gaitzesten diren terrorista matxista horiek dira askoren subkontzienteko heroi berriak, emakumeak “euren lekura” itzularazten dieten ekintzaileak. Matxista peto-petoari inork gutxik egiten dio aurre zuzenean eta era irekian. Gizarte harraren berezko bortizkeria gorputzen duelako eta beldurra, “terrore” hori eragiten digulako. Terrorismo mota hori salatzeko ez dira paparrak xingola adierazgarriz beteko, ez da modu adierazkorrik asmatuko denok ezagutaraz dezagun nazka ematen digula. Orain belaunaldi berriak dira matxista zaharren itxaropena, gure gaztetxoengan, arrazakeriarekin batera, matxismoa ere hazten ari delako. Inoizko gazterik atzerakoienak ari dira gure eskoletatik ateratzen. Kasualitatea ote?

Gizonon laguntza ez duten bitartean, emakumeek agian talde parafeministak sortu beharko dituzte eta ekintza barrabil-moztaileei ekin klandestinitatetik.

(2008-8-22)

Homosexualak bakerako zubia?

Posted in Erlijioa, Gizartea, Ironia, Sexualitatea with tags , , , , , on 2009/10/12 by aselluzarraga

Nork esango zigun homosexualek lagunduko zutela Ekialde Hurbilera bakea ekartzen! Badakit ametsetan egon naitekeela, baina mementoz gay eta lesbianek lortu dute inork gutxik eskuratutakoa: etsai zaharren muturrak soka berean elkartzea. Dena jai koloretsu bati esker…

Ez da harritzekoa eta agian bake nobel batzuek lehenago pentsatu behar zuketen hortxe egon zitekeela giltza: hiru erlijioek jatorri bera badute, zergatik ez jo haien erro homofobo eta misoginoei, hasieran bat zirenak anaitasunera eroateko? Anaitasunera, bai, hauen artean ahizpatasunak jai daukalako. Itun Zaharra irakurtzen hasi eta hortxe gatazka odoltsuaren bukaerarako gakoa gure zain. Hiru erlijioak eskutik homosexualen aurka! Prestatu misilak desbideratu horiek txikitzeko! Animaliak baino okerragoak diren horiek lur gainetik ezaba! (zein gutxi ezagutzen dituzte batzuek abereen ohitura intimoak…).

Asko eskatzea ote da hauen moduan elkar musuka hasteko eskatzea?

Pulp Fiction-eko “Lobo” handiak zioen legez, “ez diezaiogun elkarri zakila oraindik jan…” (denetarako denbora egongo da, baina zuhur jokatzea hobe!).

(2006-11-11)